Sus
manos,
sus bellas manos,
acariciando las cuerdas de su guitarra
haciendo brotar bellas melodías de Eric Clapton,
enredando caprichos de Santana
en la noche sin fin de amores deseados.
Sus
manos,
las que cuidan,
las que escriben,
las que aman…
Esas manos de pianista,
largas, bien estructuradas,
amigas tiernas cuando aman
despiadadas… en el olvido.
Su
imagen,
única,
irrepetible,
se clavó en la retina
como una foto en blanco y negro,
de las que se guardan como un tesoro
en el rincón más tierno de nuestro interior.
Esa
mirada rebelde
ese pensar crítico
ese ir contra lo establecido,
esa voz que lo delata
tierno y duro a la vez.
Ese ser que no puede echar al olvido
vivencias dolorosas, ni amores truncados.
Ayer...
ayer le soñé.
Isabel Miralles
De
mi poemario:"VERSOS CON ALAS DE MARIPOSA" (2005)